España estuvo a un paso de intervenir en la Segunda Guerra Mundial. Hitler y Franco negociaron las condiciones en la localidad francesa de Hendaya el 23 de octubre de 1940. El día siguiente, el periódico oficial del franquismo calificó el encuentro como «histórico» y ensalzó «el ambiente de camaradería y cordialidad». Es solo uno de los ejemplos de la propaganda que desarrolló Arriba. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) solicita a la Biblioteca Nacional que digitalice este y otro diario del régimen, El Alcázar, para favorecer su consulta. La institución lo achaca a limitaciones presupuestarias, al estado de conservación de los fondos y a cuestiones relativas a los derechos de autor.
En estos momentos, ambas cabeceras del franquismo solo pueden estudiarse de forma presencial. Hay que acudir a las instalaciones de la Biblioteca Nacional para descubrir los entresijos de la dictadura, lo que dificulta el trabajo de muchos investigadores. No sucede lo mismo con otros periódicos de la época, incluso anteriores, como El Sol, La Nación, El Siglo Futuro, Ahora o Nuevo Diario.
Esta situación ha llevado a la ARMH a solicitar la digitalización completa de los contenidos de Arriba y El Alcázar para que «dejen de estar escondidos». En una petición a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, la organización memorialista esgrime que estos diarios no se encuentran disponibles en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional a pesar de que Arriba «fue financiado durante décadas por el Estado franquista y, por lo tanto, sus contenidos son de dominio público».
Memoria del franquismo
Para la ARMH se trata de «una publicación imprescindible» para investigar la dictadura franquista y conocer lo ocurrido esos años, pero también en la Transición y la democracia, sostiene el texto registrado el pasado miércoles. La asociación afirma que El Alcázar también se benefició de «condenaciones de deuda y financiación pública» por lo que «no es comprensible que estas dos herramientas para conocer el pasado no se encuentren en la hemeroteca digital».
Emilio Silva, presidente de la organización que lleva dos décadas exhumando los restos de las víctimas del franquismo con recursos propios, sostiene que no digitalizar estos diarios es «una forma de ocultar información». Considera que acceder a ellos en ese formato es fundamental para conocer «una época oscura» de la historia de España, especialmente para investigadores que no viven en Madrid.
Fuentes de la Biblioteca Nacional confirman que ambos diarios no se encuentran en la Hemeroteca Digital, pero sí en papel, por lo que niegan que haya intención de ocultar información. «En el caso de El Alcázar existe un proyecto de digitalización a partir del microfilme de 1997 que permitió obtener una reproducción mutilada y defectuosa que no se ha considerado a la altura del mínimo de calidad requerido».
Las mismas fuentes explican que los periódicos oficiales del franquismo están seleccionados para ser digitalizados, pero que «el estado de conservación de los fondos hace necesario pasar antes por un proceso de restauración que permite que los originales no se deterioren». El proceso se dificulta por carecer de recursos económicos y por no disponer de los derechos de autor. Y concluyen: «En cuanto estén digitalizados ambos títulos se valorará la viabilidad o no de ponerlos a disposición de los usuarios».
Fruto de incautaciones
«Que no estén digitalizados es infame. Son fundamentales para conocer la historia de España y del periodismo», lamenta Mirta Núñez, profesora de Historia del Periodismo español en la Universidad Complutense.
La catedrática explica que Arriba lo fundó Falange y venía de la clandestinidad en la Segunda República tras «imponer la dialéctica de los puños y las pistolas». Y continúa: «Tras el golpe de Estado se convirtió en la cabecera de referencia del Movimiento Nacional». Núñez sostiene que fue Franco quien creó la prensa estatal, un órgano de propaganda, «con incautaciones de publicaciones republicanas».
Arriba fue creado en 1935 por José Antonio Primo de Rivera, pero las autoridades republicanas lo suspendieron un año después por la creciente violencia callejera de los falangistas. Reapareció en marzo de 1939, poco antes de que acabara la Guerra Civil. Los sublevados acababan de tomar Madrid y confiscaron las instalaciones de El Sol. Propiedad de Prensa del Movimiento, se constituyó como el diario oficial del franquismo hasta su cierre en junio de 1979.
Durante cuatro décadas, Arriba se encargó de ensalzar al franquismo y a sus dirigentes. En junio de 1962 una delegación de opositores al dictador acudió a Múnich para intervenir en el IV Congreso del Movimiento Europeo. Meses antes Franco había intentado sin éxito ingresar en la Comunidad Económica Europea, precursora de la UE. El diario oficial trató de ridiculizar el cónclave, al que denominó peyorativamente Contubernio de Múnich, y calificó a los participantes de traidores.
El periódico también sirvió al régimen para deshacerse de aquellos dirigentes que manifestaban sus deseos de apertura. La portada de Arriba publicó un artículo en abril de 1974 que provocó la caída de varios ministros, entre los que se encontraba Pío Cabanillas. El Alcázar le sobrevivió, ya que se publicó hasta finales de 1987.
Creado en Toledo, el todopoderoso ministro Ramón Serrano Suñer autorizó su traslado a la capital tras la Guerra Civil. Mantuvo una línea católica hasta la llegada de José Luis Cebrián, que lo abrió a tendencias más independientes. De esa manera llegaron los mayores éxitos, pero la cabecera fue incautada por Prensa del Movimiento. En 1975 la adquirió un grupo de excombatientes y se convirtió en el medio de expresión de militares franquistas que se oponían a la democracia.